Antecedentes


Revolviendo papeles viejos: la Sociedad Cubana de Filosofía

Autoras: Dra. Carmen Gómez García Y Lic. María Eugenia de la Vega García
 
¿Tuvo antecedentes la actual Sociedad Cubana de Investigaciones Filosóficas (SCIF) en nuestro país? Es probable que más de uno de nuestros colegas ofrezca una respuesta negativa a esta interrogante. Sin embargo, a mediados del pasado siglo XX existió en La Habana la llamada Sociedad Cubana de Filosofía (SCF).
El recientemente fallecido Monseñor Carlos Manuel de Céspedes, se refirió a ella en una conferencia que sobre la cultura cubana ofreciera hace unos meses en la Universidad de las Artes.
Decidimos entonces investigar sobre el asunto. Acudimos al Archivo Nacional donde en el Fondo de Asociaciones allí existente encontramos los folios correspondientes a dicha sociedad, que se fundó el 10 de febrero de 1949 con domicilio en Ave. 20 de Mayo esquina a Panchito Gómez, s/n, Ayestarán, La Habana y fue inscrita en el Registro de Asociaciones por el Dr. Humberto Piñera Llera.
El objetivo de la SCF era contribuir al desarrollo de la cultura filosófica cubana mediante la colaboración estrecha de personas dedicadas al estudio de la filosofía y distintas disciplinas culturales, con el propósito de llegar a una integración cultural que permitiera alcanzar una concepción unificada de la realidad, la organización de congresos, conferencias y cursos especiales, la publicación de trabajos de carácter filosófico, el mantenimiento de una actitud vigilante y de crítica seria sobre la producción científica y filosófica nacional y extranjera y cualquier otra actividad que contribuyera a alcanzar los fines propuestos.
Podía pertenecer a la SCF toda persona dispuesta a cumplir sus objetivos, que hubiera mostrado su dedicación a la filosofía y condiciones para ello, así como los estudiantes de la carrera de Filosofía y Letras, a partir del tercer año; pero para ser admitido era necesario ser propuesto por dos socios y contar con el acuerdo de la mayoría.
La Sociedad se mantenía con la cuota que pagaban sus asociados, un peso bimensual los profesores y cincuenta centavos, también bimensual, los estudiantes. Recibía, además, una subvención del Departamento de Información e Intercambio Cultural de la Universidad de La Habana, la Empresa Periodística y Editora Cubana S.A., así como de la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación que ascendía a $139.50 mensuales y donaciones hechas por profesionales interesados en el mantenimiento de la SCF que adquirían la condición de socios protectores, quienes debían pagar como mínimo $50 anuales. También se aceptaba la cooperación económica de tiendas y establecimientos.
Las sesiones ordinarias de la SCF se celebraban el penúltimo viernes de cada mes, y también podían celebrarse sesiones extraordinarias.
La dirección de la SCF la constituía una Junta de Gobierno integrada por los cargos siguientes: Presidente, Vicepresidente, Secretario, Vicesecretario, Tesorero, Vicetesorero y Bibliotecario que serían elegidos por votación directa y secreta y cuyo mandato se extendería por dos años.
Precisa señalar que la SCF no llegó a contar con un crecido número de asociados: en 1956 contaba con 40 asociados y de 1957 a 1958 solo contaba con 37 socios.
En el Fondo consultado en el Archivo Nacional encontramos también algunos ejemplares de la Revista Cubana de Filosofía, la cual existía con anterioridad a la fundación de la SCF. Esta se crea precisamente a instancias de la revista, pero al crearse la SCF la Revista queda bajo su dirección. En el Archivo Nacional solo se encontraban, unos pocos números por lo que acudimos a la Biblioteca Nacional José Martí para consultar los restantes. Allí nos encontramos con que en total se habían publicado 18 números. De 1946 a 1952 se publicaron diez números, y en1955 se reanudó su publicación con el número 11 y continuó publicándose hasta 1958 en que se publicó el número 18, que fue el último.
La revista salía trimestralmente y estaba editada por la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación y fue la primera revista de este carácter publicada en América Latina. En 1952, el Director de la revista era el Dr. Rafael García Bárcena y el Consejo de Redacción lo integraban además los doctores Jorge Mañach, Roberto Agramonte, José M. Velázquez y Medardo Vitier. Cuando se reinicia en 1955 el Director lo fue Guillermo de Zéndegui.
En sus páginas finales la revista tenía una Sección titulada “Recuento de Actividades” en la que se recogían las más importantes realizadas por la SCF en el período. Su consulta nos permitió conocer las actividades realizadas por la SCF mientras existió. Uno de sus números se dedicó a homenajear a Enrique José Varona, otro al filósofo francés Renato Descarte y los del año 1953 se dedicaron a José Martí, por el centenario de su natalicio.
Tanto la revista como la sociedad mantenían colaboración con filósofos de otros países, en especial de América Latina, también intercambiaban con ellos publicaciones.
En los documentos consultados aparecen los nombres de todos los asociados, aunque los que encontramos con más frecuencia fueron: Humberto Piñera Llera, Jorge Mañach, Roberto Agramonte, Mercedes García Tudurí y su hermana Rosaura, Luis A. Baralt, Rosario Rexach, Alfonso Bernal del Riesgo y Gustavo Torroella, en su mayor parte profesores de la Universidad de La Habana. Hay que destacar que no todos se dedicaban a la filosofía: Roberto Agramonte era sociólogo, Bernal del Riesgo, psicólogo y Rosario Rexach, historiadora del arte, entre otros.
Los socios solían asistir a congresos y reuniones internacionales de filosofía como las efectuadas por la Federación Internacional de Sociedades de Filosofía (FISF) cuya fundación —en Amsterdam, en agosto de 1948—, se recoge en uno de los números de la revista.
La SCF difundió en Cuba, mientras existió, el pensamiento filosófico aunque con un matiz marcadamente existencialista. Cuando en 1959 el Ejército Rebelde derrotó la tiranía de Fulgencio Batista y se instauró en el país un gobierno revolucionario, se creó dentro de la SCF una situación bastante inestable. Algunos socios se fueron del país y otros se incorporaron al proceso revolucionario, al menos provisionalmente. Roberto Agramonte, quien presidía el Partido Ortodoxo fue nombrado Ministro de Relaciones Exteriores, pero tan pronto el proceso se profundizó se hizo evidente que no simpatizaba con las medidas populares que se tomaban y fue sustituido por Raúl Roa. Jorge Mañach fue la figura central del programa televisivo Ante la Prensa que entrevistaba a figuras destacadas del gobierno revolucionario, incluyendo a Fidel, pero al percatarse del rumbo hacia la izquierda que tomaba el proceso optó por abandonar al país.
Lo hasta aquí expuesto nos permite apreciar que la Sociedad Cubana de Filosofía, durante los años que estuvo funcionando, realizó numerosas actividades con el propósito de difundir el pensamiento filosófico en la sociedad cubana pero, en nuestro criterio, no tuvo una gran repercusión en el ámbito cultural al no incluir entre las corrientes filosóficas divulgadas a la dialéctica materialista que comenzaba a tener acogida entre los sectores intelectuales más prestigiosos del país.